investigar en el campo supone penetrar en un escenario y ver lo que (realmente) ocurre en su contexto...

Saturday, December 02, 2006

publicación científica e Internet (how dissemination is becoming borderless)…

¿Cuánto de original debe ser un artículo para que sea publicado en una revista científica de prestigio? ¿Qué criterios rigen la originalidad de las ideas contenidas en los artículos publicados? ¿En qué nivel deben ser esas ideas novedosas u originales? Estas son algunas preguntas abiertas que surgen cuando se enfrenta el proceso de publicación en revistas científicas, en este caso en el macro-área de las ciencias sociales. Y son especialmente recurrentes cuando entran en escena de una forma transversal las posibilidades divulgativas de la Web. La cuestión es, ¿rompe lo publicado en la Web con la categoría de “original” aplicable a un artículo científico?
La metáfora del aula puede ser un punto de partida para analizar este fenómeno. Históricamente, “la academia” no veía problema en que los profesores-científicos divulgaran sus ideas procedentes de la investigación y la práctica profesional entre sus discípulos. De hecho, ese contenido novedoso que aportan los académicos en su docencia viene determinando la calidad pedagógica en las instituciones de elite. Así, por ejemplo, se supone que los estudiantes que reciben formación directamente de Jürgen Habermas en la Universidad de Frankfurt (Alemania), están en mejores condiciones de acceder a sus teorías (las viejas y las novedosas) que los que estudian en la Universidad de Oxford. Éstos últimos deberán esperar a leer los artículos de Habermas en prestigiosas revistas científicas, donde, entonces sí, podrán acceder al conocimiento “original” del maestro. Evidentemente, la originalidad de los artículos de Habermas siempre será parcial, puesto que existe un reducido grupo de personas, sus afortunados estudiantes y los investigadores que colaboran en sus trabajos empíricos, que conocen de primera mano las últimas reflexiones del autor. La lógica del aula puede trasladarse a las conferencias científicas, a los seminarios y a todo tipo de eventos científicos donde fluyen las ideas de un lado a otro esperando que alguien las capture y las empaquete en formato muy concreto: el de un artículo científico. Muy pocos han osado poner en cuestión este principio y todo el mundo parece estar a gusto con un sistema de publicación científica que es válido en la comunidad internacional.
Pero ahora han surgido nuevos elementos propios del ámbito estrictamente infraestructural que llevan a replantearse el modelo imperante. Lo nuevo es “lo digital”, que permite agrupar y empaquetar el conocimiento en formatos distintos al de un artículo científico convencional, y posibilita su difusión en soportes igualmente diversos, por ejemplo en la Web. Las reflexiones sobre este fenómeno son multidimensionales y con muchas y muy distintas derivadas de análisis.
Aquí me detendré en una derivada propia del campo de la representación en la investigación cualitativa. Cuando alguien sube a YouTube un performance fruto de la investigación y el análisis cualitativo está ofreciendo una sesión magistral a una audiencia global, está conferenciando y participando de un intercambio de ideas abierta a todo el mundo. En esencia, es lo mismo que hace un profesor en su clase, un congresista ante el aforo del teatro o un grupo de colegas discutiendo en torno a una mesa argumentos científicos sobre un fenómeno común. Desde esa perspectiva, no habría inconveniente en presentar a una revista de prestigio un artículo que re-interprete y re-presente en formato texto la video-performance. Pero, ¿es esto aceptable por la academia?
Seguimos…