investigar en el campo supone penetrar en un escenario y ver lo que (realmente) ocurre en su contexto...

Showing posts with label fenomenología. Show all posts
Showing posts with label fenomenología. Show all posts

Thursday, August 17, 2006

practicando fenomenología y crítica reflexiva cinematográfica...

El visionado de una película puede ser interpretado de distintas formas. Una es la objetiva, que consiste en analizar y reconstruir las partes del film. Y también puede emplearse la fenomenología para encontrar en las conciencias de los espectadores (subjetivamente) lo que hay de real (objetivamente, cuando lo objetivo es construcción subjetiva) en ese acto. Ambas aproximaciones estuvieron presentes en la tertulia posterior a la emisión que Kip propuso esta mañana en el Mary Wollstonecraft Theatre de la Universidad de Bournemouth.
La película consistía en un cortometraje que narraba un día cualquiera de una señora en una residencia de ancianos. El personaje estaba inspirado en la abuela de la directora, en un momento crítico vivido durante la primera guerra que marcaría su vida. La primera escena se desarrolla en una sola toma y muestra a una joven que disfruta de una tarde de campo y escucha a lo lejos cómo, tras una breve trifulca, un disparo termina con vida de un hombre. A continuación esa joven es una anciana a la que trasportan en silla de ruedas por las estancias de una residencia, en lo que podría ser un día cualquiera en su vida presente. La cámara siempre enfoca la cara de la anciana en primer plano y solo recoge lo que sucede alrededor de forma lateral, en el poco espacio libre alrededor del rostro. Primero se pinta los labios de rojo para recibir la visita de su familia. Su hija, su nieto y un amigo de éste. Ese chico le recuerda a su hermano. El nieto habla con alguien por teléfono móvil lo que la descoloca. No entiende el aparato. En otra secuencia y en diferente estancia, los familiares se despiden. Es por la tarde y tratan de asearla mientras ella se opone furiosa. La dejan al lado del montacargas y piensa en huir. Se levanta y tras unos pasos es detenida. En el tiempo intermedio un pájaro se ha posado en el asa de la silla, entonces vacía. De nuevo sentada le ofrece a un cuidador cualquier cosa a cambio de que la lleve a casa junto con sus papeles. El hombre dice que lo que el quiere es nada. Por último, la cámara asciende por el tronco hasta la copa de los árboles del bosque donde la joven escuchó los disparos.
A continuación se abrió un turno para el análisis, la reflexión y la crítica. El objetivo era que cada uno extrajera conclusiones útiles para sus áreas de interés. En la sala no éramos más de 10 personas: investigadores en el campo de la fenomenología, sociólogos constructivistas, etnógrafas sociales, gente trabajando en teoría fundamentada, un tipo bastante friky que investiga las narrativas que posibilitan las tecnologías digitales y yo mismo, interesado transversalmente en la mediación socioeducativa en el ciberespacio y su análisis cualitativo (especialmente etnográfico). El coloquio tuvo dos polos: Kip Jones, como maestro de ceremonias y Les Todres, co-director del Centro de Investigación Cualitativa de la Universidad de Bournemouth. Aunque hubo otras intervenciones, lo que voy a transcribir es la visión de ambos.
Les ha trabajado especialmente la psicología fenomenológica y la psicoterapia integrativa, por lo que pronto derivó hacia ese terreno. Su interés hacia lo visto era múltiple. Por un lado estaba la posibilidad de trascender a los objetivos de la directora-guionista. Por qué había elegido esa historia y por qué había optado por un lenguaje visual tan particular, minimalista. La primera cuestión lleva a pensar en la trascendencia de la memoria vivida, que para Les es la memoria más profunda que existe. Ese recuerdo dramático incrustado en la anciana (la muerte de su hermano mientras disfrutaba de una tarde en el campo) también había trascendido a su nieta, que dedicó una parte material de su vida a representarlo. Una aproximación fenomenológica muestra, pues, cómo un hecho material se convierte en parte vivida en la conciencia de la directora que decide actuar en consecuencia.
Por otro lado, Les (y en esto coincidió con otros/as) introdujo la posibilidad de representar mediante trazas la vida de una persona y ello sin salirse del mismo cuadro visual. La película estaba hablando del pasado (los recuerdos trágicos) en lenguaje del presente (la vida actual de la anciana). Esa superposición de trazas, a modo de períodos históricos, interesó a más de uno/a. El mérito de la directora había sido emplear un discurso narrativo sencillo –sin recurrir al flash-back, por ejemplo–, nulos efectos y un solo enfoque, todo ello mientras se muestran varias historias a la vez, ocurriendo en momentos temporales muy distantes.
La visión de Kip fue la que corresponde a un moderador divergente. Interesado por la investigación social performativa y cómo ésta se lleva a acabo (incluso desde los aspectos de la producción), informó del bajo presupuesto del corto, de las ideas de la autora acerca de su obra y se detuvo en algunos guiños posmodernos: cómo la anciana se pintaba los labios para recibir a los familiares y cómo luego ese pintalabios no fue empleado pues ella recibió cariños, pero no los repartió; el papel de la tecnología moderna (el teléfono móvil del nieto), metáfora de los límites sociales entre generaciones; o la misma representación de la actriz protagonista (realmente brillante)... y el lujo que supondría contar con ese tipo de actores para hacer representación de investigaciones cualitativas...
“Espero que os haya servido para vuestros trabajos”, se despidió Kip.
Seguimos...